martes, 16 de octubre de 2012

La mentira…una salida fatal

José Daniel Rivera Tormos

Una figura de la Televisión Hispana fue confrontada por sus compañeros esta semana por supuestamente haberles mentido. Casi siempre reaccionamos indignados cuando descubrimos que se nos miente, porque eso encarna engaño, traición y frustración.

La mentira tiene sus parientes; entre ellas están, la hipocresía, la hechicería y altanería, entre otras. El mentiroso suele ser audaz, sofisticado y en muchos casos religioso. Se le hace muy difícil admitir su condición por haberse habituado a mentir con tal naturalidad que el mismo se cree lo que dice.

Veamos la sentencia final que registra La Biblia: “Pero los cobardes, los incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda” (Apocalipsis 21:8) ¿Por qué una sentencia tan cruel?

Dios abomina la mentira que fue el instrumento que la Serpiente Antigua uso para provocar la caída de Adán y Eva. “Seis cosas aborrece Jehová, y aun siete abomina su alma: Los ojos altivos, la lengua mentirosa, las manos derramadoras de sangre” (Proverbios 6:16-17). Tras la mentira está la instigación del maligno que engendra envidia, traición, y toda suerte de males que infectan la mente y el corazón de los hombres. “Quien miente por necesidad no conoce la verdad”. Esto aprendí de mi abuela: “En boca del mentiroso, lo cierto se hace dudoso”. Y me dijo una vez: “ La verdad, aunque severa, es amiga verdadera”.

Tristemente se coló la mentira en la iglesia, y la lección fue fatal, Ananías y Safira pagaron con sus vidas por mentir al Espíritu Santo. (Hechos 5:1-11) A pesar de aquella reprimenda, la Iglesia de Éfeso tuvo malas experiencias: “Yo conozco tus obras y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos” (Apocalipsis 2:2).

Hoy día tenemos que seguir soportando los mismos elementos mentirosos con apariencia de piedad metidos en nuestras congregaciones. Estamos necesitando una visitación del Espíritu Santo que sacuda la Iglesia como se sacude el trigo para que salga la paja. Oremos para que Dios nos guarde de la mentira y sus concomitantes; y que nos revista de poder para hablar verdad cada uno con su compañero.

Medita en estas cosas y el Señor te ilumine y guie a toda verdad y a toda justicia.

Fuente: www.cristianos.com

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